Dídac Lee, el disfrute sostenible como filosofía de vida

Dídac Lee en una actividad deportiva
Empezó como friegaplatos en el restaurante familiar, el Shanghai de Figueres (Girona), pero a los 19 años ya tenía 15 empresas. Dídac Lee es un emprendedor que odia los imposibles.
Por Toni Castillo
21 de septiembre de 2017

Su nombre no es desconocido en el mundo de la empresa, la tecnología y el deporte. Dídac Lee (Figueres, Girona, 1974), hijo de padres chinos de Taiwán, se define como «inquieto, soñador y apasionado» por lo que hace. Dice que su filosofía de vida es pasárselo bien, «de forma sostenible». Y además hacerlo al lado de personas con un buen talante con las que poder hacer frente a nuevos retos. Porque verdaderamente los desafíos y las dificultades le apasionan.

Por eso es emprendedor y por eso le gusta levantarse cada día con un proyecto por delante que verdaderamente lo ilusione. Por eso dice que odia la palabra imposible y cree que se confunde con difícil. Por eso dice que detesta aburrirse y que la vida es demasiado corta como para perder el tiempo. Con veintiún años comenzó a emprender y a lo largo de estos años ha fundado o cofundado quince compañías. De ellas, nueve continúan funcionando en la actualidad. Aunque sus esfuerzos ahora se centran especialmente en echar una mano a otros emprendedores como él acelerando sus negocios desde Inspirit, un grupo de varias compañías con oficinas en Silicon Valley (California), Madrid, Barcelona y Tandil (Buenos Aires). Una ocupación que compagina con sus responsabilidades como vocal de la Junta Directiva del Fútbol Club Barcelona.

En cuanto a gastronomía, podríamos decir que Dídac Lee aplica también su filosofía vital. Y lo hace, además, con mucho humor como queda patente en sus respuestas. No hay tiempo para lo superfluo. Tiene claro lo que le gusta y lo que no. No se acerca a una moda porque lo sea y no tiene reparos ni los conoce.

¿Cuáles son los tres primeros alimentos que te entran ganas de adquirir cuando sales de compras?

Pizza congelada, Bollycaos y fruta.

¿Cuál es ese restaurante que repetirías sin parar?

El Miramar de Paco Perez, también el Petit Bangkok (Barcelona) y suelo ir mucho al Bar Tomas (sin olvidar los McDonald's).

¿Y cuál el que no has ido pero te mueres de ganas por ir?

Me siento muy afortunado por haber ido a muchos restaurantes de grandísimo nivel, pero aun no he podido ir a Arzak.

¿En qué placer culpable te gusta incurrir (de vez en cuando) a la hora de comer?

Beber Coca-Cola con todo su azúcar... no es muy saludable, pero bueno.

¿Cuál es el mejor mercado para ir de compras gastronómicas?

Yo soy mucho de Ulabox [un supermercado online].

¿Qué capricho foodie te has dado recientemente o te gustaría darte?

Recientemente me di un festín en el Vermut (Figueres) de trufa blanca. Y hace mucho que no pruebo el mítico arroz con espardeñas de Nando Jubany.

¿Recuerdas alguna locura que hayas hecho por amor... a la cocina?

¡La factura que tuve que pagar en elBulli para invitar a toda mi familia!

¿Qué ingrediente o materia prima consideras sobrevalorado?

Sin que se me enfaden mis amigos gallegos, creo que los percebes están muy sobrevalorados.

Y en los restaurantes, ¿qué aspecto se sobrevalora?

Quizás algunos vinos. Con el cuento, el precio se inflaciona no directamente proporcional a su calidad. Y también el show o las descripciones innecesariamente sofisticadas para describir algunos productos.

¿Y cuál se infravalora?

No siempre se suele valorar suficientemente una atención agradable hacia el comensal, algo fundamental.

¿Tu cocinero/a favorito/a?

Mi madre y Jordi Córdoba.

¿Qué crees que debería ponerse de moda en la cocina?

Sin duda la cebolla de Figueres, ¡gran descubrimiento!

Si nos invitas a tu casa a cenar, ¿qué nos cocinarías?

Encargaría la comida en el restaurante de mi familia, el Shanghai de Figueres, o bien, iría a por una bandeja de ibéricos y pan con tomate. Se me da tan bien cocinar como el bailar sevillanas.