Aunque Enero sea el mes de los buenos propósitos, del frio, de la melancolía ligada a la Navidad, de la cuesta y cinturón apretado; Enero coloca nuestra vista hacia el verano, pero aún así nos parece una carrera interminable que debe necesariamente pasar por días de heladas y nubes, dejando nuestro espíritu vagando en el limbo de la expectación durante días y noches...
Sin embargo para mí, que soy una amante del frío, las nubes, la nieve y el invierno, enero es un mes lleno de vida que aflora sobre mi piel, de ideas que hierven como el mejor caldo y de la formidable emoción que el despojo obligado de los recuerdos anteriores, deja paso a una nueva sensación de libertad y control sobre una vida que muchas veces, y más el último año, se escapó entre mis dedos en busca de verdades y enfrentamientos con los hechos, que antes o después, marcan a todo ser humano. Lo que no mata, endurece, aunque yo, sentada ante mi ordenador vislumbrando el sol maravilloso de Madrid, me siento como nueva, como si hubiera abandonado por el camino todas las trazas de pesadumbre y con una inocencia recuperada (y este, señores, es un don que muchos deberíamos de querer obtener) y una alegría espontánea que sobre vuela ya con agilidad y destreza los picos y cumbres borrascosas de mi día a día (a los que te acostumbras) dotándome de una espontaneidad hacia la sonrisa que hacía muchos, muchos días y muchas noches que había olvidado y encerrado en el jardín de los imposibles. Oler el invierno llena mis pulmones de un frío anestesiante que refuerza mis huesos, quedando mi interior como en vacío y llenándose a la vez de una sensación desorbitada e incontrolable de correr hacia ningún lugar con los brazos abiertos y mi cara marcada por una eterna sonrisa.

Enero sigue siendo el mes de los paseos bajo la bruma matutina y su escarcha; del olor a chimenea incondicional y de los arboles despojados de hojas, durmiendo levemente tal y como su propia madre naturaleza les enseñó antes incluso de su propia creación. Es el silencio de los domingos por la mañana con las ventanas todavía humedecidas por el amanecer empañado e intransigente; es cocinar al son de una composición de Mr.Bechet y dejar durante horas que un caldo se reduzca, es leer en silencio. Enero parece susurrar que el tiempo se paró en el instante de nuestra felicidad máxima, pero camina sin embargo con pies descalzos y silenciosos abriendo hueco a la continuidad de la vida. Enero es también pasear por la playa helada, es fundirse en un abrazo matutino, es el mes de sacar del cajón todos los sueños perdidos, esos que uno no recuerda, esos que quedaron carbonizados por el paso del tiempo y la melancolía. Sueños imposibles, sueños que parecen ligados al hilo de nuestros recuerdos lejanos y que cobran vida susurrando como un tal Mozart lo hacía con su flauta mágica. Son estos sueños, los que somos incapaces de olvidar, los que laten y saltan sobre mi piel, iluminando mi imaginación y llevándome hacia un viaje vertiginoso que llevaba esperando demasiado tiempo. La magia de los bosques, su silencio, su olor a eucalipto, pino y abeto. La vida corriendo bajo los pies helados, sus cuentos narrados de generación en generación, las aventuras aún sin descubrir y sin haber sido vividas. No observo la vida sin tocarla o sin sentirla, no recubro mi piel de instantes efímeros y de una falsa apariencia: la vida sigue haciéndome apretar los dientes muy fuerte y seguir adelante día y noche sin respiro. Pero el sentido de esta sencilla manera de existir, es saber y poder recordar que sientes mientras la recorres y no que tendrías que haber sentido al final de la carrera. Sonrío, porque un árbol que solo florece durante un mes y una vez al año, está dejando crecer sus primeras hojas verdes alargando sus brazos y estirándose hacia la primavera, demostrando que en Enero todos despertamos y dejamos paso a la vida. Yo me suelo levantar muy pronto y cuando la ciudad todavía no se ha despertado me quedo en silencio escuchando la voz de algún pájaro madrugador. Sencillamente Magia.

Saco de mi cajón desastre esa sensación de hogar y placidez que en algún momento, guardé como el mejor tesoro que nadie me hubiera desvelado. Y así son también mis noches y días cocinando: recetas inacabadas de guisos, caldos, menestras y brebajes y muchos experimentos, que llegan a mi cocina de la huerta, del Terroir y de mis recuerdos. La serenidad y el equilibrio de la naturaleza susurrando a mi oído que nunca como antes y en ningún mes como Enero, mi pasión por los fogones se liga íntimamente a mi personal exaltación por el Slowliving y el Slowfood. El frío descongela mi calurosa pequeña cocina blanca donde cazos de hierro, sartenes enormes y pequeños artilugios dan vida a mis recetas. Recetas Slow, por supuesto. Recetas para compartir con amigos, con nuestra familia, con nuestros hijos y disfrutar con los ojos abiertos.
Minestrone
Una de mis recetas favoritas para esta temporada es el Minestrone. Como buena italiana, esta particular menestra de verduras, invade de olor a hogar por lo menos una noche a la semana. Su único truco, si es que lo hay, ya que es una receta muy sencilla, es la de valernos de verduras y legumbres muy variadas pero sobre todo, de muy buena calidad. (Yo suelo comprar en el mercado o en alguna huerta ecológica, por ejemplo la Dehesa de los Milagros, El Huerto de Lucas, o en la pequeña huerta que tenemos cerca de nuestra casa en Cantabria).

Ingredientes para 8 personas:
- 2 cebollas
- Zanahorias
- 1 nabo
- 250 gr de guisantes
- 1 brócoli
- 2 dientes de ajo
- 1 manojo de espinacas
- 2 calabacines
- 1 puerro
- 3 patatas
- 2 tiras de apio
- Menta
- Albahaca
- 250 gr tomates pequeños
- 250 gr parmesano rayado
- 2 costras de parmesano
- Sal
- Pimienta
- Aceite de oliva virgen
Preparación:
Lo primero de todo es cortar todas nuestras verduras en paisana o jardinera, es decir, en dados muy pequeños entre 1 y 2 cm. El único ingrediente que solo pelamos pero que no cortamos es el ajo. Este es el trabajo más laborioso de la receta.
Ponemos en un gran cazo hondo 4 cucharadas soperas de aceite de oliva, la mitad de la albahaca, la mitad de la menta, la cebolla, el ajo, la pimienta (yo le suelo añadir también un poco de peperoncino que es una versión más aromática de la Cayena). Encendemos el fuego a temperatura media y removemos durante 3 minutos. Añadimos las zanahorias y los guisantes. Removemos y cocinamos durante dos minutos. Poco a poco añadimos todas las verduras y vamos removiendo otros 5 minutos. Cubrir nuestras verduras con agua fría y llevarlas a ebullición. En este momento, añadimos las costras de parmesano y cubrimos dejando cocinar durante 50 minutos (vigilar que el agua no se reduzca demasiado). Antes de servir aliñamos con un poco de aceite de oliva, sal, el parmesano, el resto de la menta y el resto de albahaca. ¡Enjoy!
Coq au Riesling
No puedo pensar en Enero y no preparar una de mis recetas favoritas de Pollo acompañado de un buen Gratin Dauphine revisitado (próximo post prometo enseñarlo). El pollo, en todas sus versiones conquistó nuestro hogar hace ya muchos años: pulardas, pintadas, pavos, gallinas, Capón... Rellenos, en Cocotte y sobre todo, au Vin. Al vino Riesling y con salsa de Champiñones prepararíamos un Coq au Riesling sin iguales. Esta receta fácil y muy lucida, también necesita de paciencia y sobre todo de una buena materia prima sobre todo en cuanto a las aves y al vino que utilizaremos.

Ingredientes para 8 personas:
- 1 pollo o pularda de 1'5/1'8 kg BIO cortado en cuartos, muslos, patas...
- 3 cebolletas
- 1/5 kg de champiñones de París
- 75 gr de mantequilla
- 60 cl de Riesling (vino dulce, seco, blanco típico de Alsacia, Alemania, Austria)
- ½ vaso de coñac.
- 20 cl de nata liquida ligera
- Sal
- Salvia
- Pimienta
Preparación:
Lo primordial y más importante: vayamos al mercado y pidamos en nuestra pollería que nos limpien una pieza bio o ecológica de 1,5 – 1,8 kg y nos la corten en trozos. Una vez en casa, dejaremos el pollo a temperatura ambiente y si podemos, lo masajearemos con un poco de mantequilla en los dedos durante unos 15 minutos para ablandar su carne y su piel y salamos. Cortamos las cebolletas en Noisette (muy pequeños daditos) y limpiamos los champiñones y también los cortamos en trocitos. Preparamos un gran cazo hondo y alargado con una base de aceite de oliva (3 cucharadas soperas), la mantequilla y la salvia. Encendemos el fuego a temperatura baja y pasado 1 minuto, añadimos los trozos de pollo y marcamos a fuego medio durante 6 minutos sin dejar de remover. Sacamos el pollo y lo dejamos en una bandeja. Retomamos nuestro cazo y añadimos la cebolla y la pimienta y cocinamos durante 2 minutos. Añadimos el cognac y flameamos (podemos no flamear y añadir menos cantidad). Removemos durante 4 minutos y añadimos sin dejar de remover, los champiñones. En este momento volvemos a poner en nuestro cazo el pollo y sin dejar de remover durante un minuto más, subimos el fuego y añadimos el vino Riesling y dejamos cocinar durante unos 25 minutos a fuego medio. Una vez acabado, retiramos de nuevo el pollo y dejamos ligeramente reducir nuestra salsa, añadiendo una vez apagado el fuego la nata, un poco más de pimienta y salando al gusto. Servimos el Coq recubierto de nuestra salsa.
La torta della Nonna
Por último una de mis tartas favoritas: La Torta della Nonna (La Tarta de la Abuela) que lleva crema pastelera pero con nuestra receta italiana, piñones, azúcar y masa brisa. Es muy fácil de elaborar solo tenemos que tener una buena muñeca y un poco de constancia para hacer nuestra crema pastelera.

Ingredientes para 8 personas:
- 2 masas quebradas para tardas
- 1 litro de leche fresca entera
- 8 yemas de huevos ecológicos (acordaos que los que llevan número 0 delante de su numeración, en lugar de 1,2 o 3)
- 250 gr de azúcar
- La costra de medio limón rayada
- 80 gr de harina
- 10 gr de vainilla
- 120 gr de piñones
- Azúcar glas
Preparación:
Prepararemos nuestra Crema Pastelera en primer lugar y colocaremos un cazo hondo no muy grande relleno de nuestro litro de leche. Ponemos sobre el fuego, añadimos la vainilla, removemos y añadimos la costra del limón rayada. Encendemos el fuego y un segundo antes que llegue a ebullición, apagamos y dejamos reposar. Por otro lado pondremos las 8 yemas en un bowl para mezclar y añadiremos poco a poco el azúcar sin dejar de remover. Lo perfecto es utilizar unas varillas eléctricas para que nuestra composición quede homogénea y cremosa. Añadimos la harina y removemos. Unimos esta preparación a la leche que dejamos reposar, colocamos todo sobre el fuego muy lento y removeremos hasta conseguir de nuevo, una crema homogénea. Dejamos reposar durante al menos ½ hora.
Precalentamos el horno a 180 grados por lo menos durante 10 minutos antes de hornear nuestra tarta. Cogemos un molde para tarta de unos 24-26 cm de diámetro y lo cubriremos con papel de horno subiendo hasta los bordes para evitar que nuestra tarta se pegue. Colocamos una de nuestra masas quebradas en el fondo del molde y sobre el papel de horno cubriendo también los laterales. Cubrimos con toda nuestra crema pastelera. De nuevo cubrimos con otra masa quebrada como si fuera una tapa, llenamos la superficie de piñones y el azúcar glas al mismo tiempo que pincharemos la masa con un tenedor. Listos para ir al horno durante 45-50 minutos.
ENJOY!
No podían faltar mis recomendaciones:

- Enamorada de Petersham Nurseries en Londres en el barrio de Richmond: flores, plantas, antiguedades, objetos de decoración y un restaurante mágico. Posiblemente uno de mis lugares favoritos del mundo.
- En Madrid, no dejar de descubrir el nuevo restaurante de un equipo brillante formado por marido y mujer (Erika e Ignacio) que han creado un concepto nuevo (en todos sus aspectos) dedicado a las Aves y todas sus recetas y variantes. No os lo perdáis. Restaurante Aire, Calle Orfila 7. 28010 Madrid. Tel: 911704228.

- El magnífico Blog de Cocina que descubrí gracias a una de mis alumnas de mi último curso de cocina: www.mimithorrison.com sencillamente perfecto e increíble.
- Este libro de cocina me tiene enloquecida: Faviken de Magnus Nilsson, cocina sueca sin iguales.
- La huerta ecológica de Dehesa de los Milagros, merece la pena descubrir su esfuerzo y calidad de trabajo www.dehesaelmilagro.com.