Si eres de los que gusta recorrer las cartas y dejarte llevar por las recomendaciones en los bares, alguna vez te dejaste sorprender por un cóctel lleno de sabores insólitos y pensaste: "¡¿Cómo se le ocurrió?!", eres de los míos.
Yo creo que, por naturaleza, el ser humano es creativo y que la creatividad es un talento que algunos han desarrollado más y otros menos. El secreto está en estimularlo. Y no necesariamente tienes que haber hecho algo súper novedoso, un solo detalle, un toque que te diferencie del resto, para mí ya es un símbolo de creatividad. El cómo sacar ventaja de ella tendrá mucho que ver con el entorno en el que te mueves, que se te permita desarrollarla. La estimulación del entorno es clave: tu familia, en tu colegio o en tu trabajo.
La gente -ya sea por pereza o por cualquier otra razón- no suele tomar decisiones innovadoras o bien, si se les ocurre algo diferente, optan por mantenerse al margen básicamente porque se dejan atemorizar. 'Si digo esto que está súper bueno quizá luego querrán que me haga cargo', se atajan. ¿Les suena? Simple pereza. Para idear algo que te vuele la cabeza, debes convertirte en aquel que vaya un paso adelante y que ofrezca aquello que aún no sabías que querías.¿Cuándo ocurre el momento creativo? Varía. El mío por ejemplo suele aparecer cuando me siento súper tranquilo, pongo la mente en blanco, me detengo a tomar una copa o bien me voy de vacaciones. Nunca paro. ¿Qué puede llegar a inspirar? Cualquier cosa puede generar una idea -ya sea para un trago o una manera de servirlo-. En mi caso la creatividad apunta hacia la coctelería, que es en lo que me especialicé, pero estoy seguro de que sucede en cada profesión.
Yo leo algún libro que nada tiene que ver con los cocteles, o viajo por el mundo, escucho una canción, ocupo mi cabeza en otra cosa y de repente algo nace. Me ha pasado de estar parado en semáforo y que mi mente hiciera ¡flash!, o de despertarme en plena madrugada con una idea y correr a anotarla. Crear, innovar, no quedarse quieto ni dar las cosas por sentado, de eso se trata. Los cócteles no necesariamente nacen detrás de la barra, las cosas se te ocurren sin más. Puede suceder mientras cato un tequila, un calvado y comienzo a pensar que podría mezclar esto con aquello. Ése es el primer paso, luego lo desarrollo, lo perfecciono. Testeo, pruebo y tengo un registro de sabores que me permite mezclar un trago en la mente sin necesidad de degustarlo para ver si combina bien. Dadme un momento. Dejadme que vaya, lo mastique, lo digiera y ¡et voilà! El momento creativo llegó y de él puede nacer desde una bebida, una estética, una decoración, ¡hasta un uniforme! Porque no se trata de súper poderes, sino de apostar por lo que uno tiene y, desde el oficio que elijas, ir un paso adelante y jamás bajar los brazos. Así es como logramos innovar.
¿Te animas a probar con este nuevo trago?
¡Salud!
Miss Carol
Diego Cabrera
- 5 cl. de Isabel Regina.
- 1 cl. de vodka con frutos rojos.
- 2 cl. de zumo de manzana.
- 1 cl. de zumo de limon.
- 1 cl. de miel de flores.
- Pieles de cítrico.
- Hierbabuena.
- Chile rojo.
- Manzanilla.
En una tetera agregamos todos los ingredientes sólidos por un lado y los ingredientes liquidos por otro. Una vez haya infusionado ya tendremos el cóctel listo para servir.
