Es la única roca comestible por el ser humano, su uso es común al conjunto de gastronomías mundiales, el uso y comercio de la misma ha marcado la historia durante siglos y bien para condimentar, bien para conservar, la necesitamos y nos es útil. Hablamos de la sal, y ahora en particular, de la sal estadounidense de Jacobsen Salt Co.
Con la trascendencia que tiene, ha tenido y tendrá un elemento tan común y que tanto apreciamos, a Ben Jacobsen le llamó la atención que Estados Unidos apenas produjera sal. Con esa idea en mente, y como puro divertimento, comenzó a cosechar sal en las costas de Oregón durante casi tres años para consumo propio.
Su aventura no pretendía pasar de ese punto, pero una feria de productos locales le abrió los ojos: la gente tenía interés en su producto. Seis meses después su sal comenzaba a comercializarse en una decena de tiendas, las existencias desparecían en un abrir y cerrar de ojos de las estanterías y su producción tuvo que aumentar en consecuencia. El producto de Jacobsen Salt Co. se ganó con un rico sabor, una textura muy particular y una apariencia exquisita ser la sal de cada vez más cocineros.
De este modo Ben Jacobsen ha conseguido crecer y pasar, de producir solamente sal pura, a elaborar curiosas combinaciones con café, trufas, chili o incluso miel. Delicatessen con las que aportar a un plato, además del sabor de una de las mejores sales de los Estados Unidos, sensaciones únicas y nunca vividas.