Entre las costas de Túnez y la isla de Sicilia, muy cerca también de las de Malta y Cerdeña, en pleno centro del mar Mediterráneo, se halla una isla de origen volcánico que bien podríamos denominar paraíso, Pantelaria, una bella porción de tierra rodeada de agua donde un preciado alimento que aunque muchos crean que es un fruto no es más que la flor cerrada de la planta que le da nombre, encuentra el mejor lugar para crecer, la alcaparra.
Un clima cálido y ventoso condicionado por su posición geográfica y una alta concentración de compuestos como la sílice, la alúmina y el óxido de hierro en su fértil tierra negra —que bien le hacen valer los sobrenombres de la Isla del viento y la Perla negra del Mediterráneo— son parte responsable de que sus alcaparras sean las más apreciadas del planeta.

Pero su valía no es debida solamente a las inmejorables características que reúne Pantelaria para darles cobijo, empresas especializadas en el cultivo y producción artesanal de las alcaparradas como La Nicchia, son igualmente parte responsable.
Este pequeño negocio familiar, fruto de la granja que los padres de sus fundadores pusieron en pie allá por el año 1949, ha sido capaz de llevar a la más exquisita excelencia las alcaparras protegidas de la isla italiana a base un laborioso trabajo de estudio e investigación. Así, es como han conseguido ser la única explotación de Pantelaria con granja propia donde se cultivan sus productos, planta de procesamiento donde los elaboran y laboratorio de experimentación gastronómica donde idean sus nuevas recetas.

Tan ardua labor le ha llevado a poder ofrecer desde ese remoto punto en medio del Mare Nostrum especialidades tradicionales como las alcaparras en aceite de oliva, donde se eligen las más frescas y pequeñas para conservarlas en óleo sin conservantes, saborizantes, colorantes u otro añadido más allá de las propias alcaparras y el aceite; o las alcaparras a la sal, la especialidad por excelencia, muestras de varios calibres dejadas reposar con sal cuidadosamente escogidas por el maestro panteschi durante varias semanas; además de gelatinas de pasas, patés de aceitunas negras, aceite de oliva virgen, mermeladas de varios cítricos o salsa de alcaparras, todo elaborado con la mejor selección de los más destacados productos típicos de la isla. Pantelaria convertida en exquisiteces.