Bombay Sapphire, una pionera de las barras

Una botella de Bombay Sapphire junto a un cóctel
Bombay Sapphire
Cuando todas las ginebras eran prácticamente iguales, entiéndase la reducción, Bombay Sapphire era la nota de color. De color azul y 'premium', concretamente.
Por Toni Castillo
15 de septiembre de 2017

Bombay Sapphire es un clásico. Algunos probablemente la recuerden como la única que, no hace tantos años, se salía de la norma. Porque ir a tomar una ginebra, un gin-tonic, solía reducirse a elegir entre las de toda la vida, el sota, caballo y rey de los gins, o la Sapphire. Era la diferente, la nota de color de la barra, la propuesta que iba más allá del clásico sabor seco prácticamente parejo al de todas las demás de las típicas.

Sobre aquella pionera, probablemente la primera de todas las premium que con el tiempo invadirían los restaurantes, bares y pubs hasta llegar al día de hoy, algunos tenían dudas. Se preguntaban dónde estaba el truco, por qué razón era tan diferente, cómo era posible si hasta el momento ninguna se había salido de los cánones. El origen de tanta distinción son tres claves, tres pilares que la convierten en lo que es.

En primer lugar su infusionado al vapor, toda una rareza. Yendo a contracorriente, rechazando lo que se había hecho hasta el momento, la ginebra azul empleó una técnica de elaboración exclusiva que llamó «infusión al vapor». Porque era su modo más cuidadoso de transmitir a la bebida los botánicos, consiguiendo al mismo tiempo un sabor suave y equilibrado, ideal para combinar. Porque si en lugar de introducirlos en el alambique macerándose con el alcohol, se sitúan en la zona de arriba del mismo, en una cesta perforada, dejando que el vapor de la ebullición pase por ellos, se consigue una aromatización en su justa medida.

La segunda clave estaba precisamente en los elementos que proporcionan esos sabores y aromas, en los botánicos. Bombay Sapphire se elabora con diez botánicos procedentes de España, el norte de África, La Toscana, Indochina… Todos ellos son los que proporcionan su carácter único, ese sabor que la hace rutilar sobre el resto y la sutileza destacada que la ha convertido en una de las ginebras más populares.

Por último, pero no menos importante, de verdad, la receta. Los responsables del gin sacan pecho por haber sido la primera ginebra premium del mercado, siendo pioneros, y por haber empleado en ella la receta de otro pionero, Thomas Dakin, quien la creó en el año 1761. El resto es su característica botella de color azul y el zafiro que muestra con la reina Victoria, evocando, cuentan desde la marca, una relación con el diseño y el lujo.