¡Al turrón!

Artículo de Juan Echanove
Los productos autóctonos marcan la diferencia, son la materia prima a partir de la cual los grandes genios de nuestra tradición culinaria elaboran sus sueños en forma de recetas que permiten a nuestras emociones aflorar a la superficie.
Por Juan Echanove
11 de diciembre de 2013

Una buena alcachofa de la "mejana" de Tudela, no solo encierra todo el sabor y los matices de una hortaliza inigualable sino que además contiene, encerrada entre su coraza de lascas verdes, toda la sabiduría y el esfuerzo del hortelano navarro… ese hortelano que vive con los pies en la tierra y la mirada en el cielo, confiando siempre en que el tempero sea benévolo con su cosecha.

Esta alcachofa... esta sencilla alcachofa es prima hermana de un pan artesano de harina de espelta, de un orujo transparente como el cielo de los Picos de Europa, de un café sensual y aterciopelado de un pequeño pueblo de Gran Canaria, de una pata de cerdo de la Sierra de Aracena, de una mantequilla de un pequeño pueblecito de Soria , y hasta de una empanada de zamburiñas de un pequeño obrador de panadería de un pueblecito gallego... y tantos y tantos ejemplos más de todos esos productos que definen la gastronomía de nuestro País.

Esos productos son la materia prima a partir de la cual los grandes genios de nuestra tradición culinaria elaboran sus sueños en forma de maravillosas recetas que permiten a nuestras emociones aflorar a la superficie en forma de lágrimas o de sonrisas... de excitación, pasión e incluso deseo.

Me propongo a través de esta singladura ultramarina poner al descubierto alguno de estos ejemplos singulares y compartirlos con todos ustedes para, entre todos, componer una inmensa despensa de la excelencia alimentaria de nuestro País.

Cerca de mi casa... a la vuelta de la esquina como quien dice… hay una pequeña tienda en la que se pueden degustar además de toda una serie de dulces tradicionales uno de los mejores turrones de Jijona que yo he probado en mi vida.

Para mí una Navidad sin turrón de Jijona es una navidad incompleta. Ese sabor de la buena almendra triturada, que es la esencia de este delicioso manjar, últimamente anda medio perdida entre productos industriales que muy poco o casi nada tienen que ver con la tradición alicantina turronera.

El turrón de Jijona es un producto estacional y por tanto escaso. Los buenos elaboradores fabrican cantidades razonablemente pequeñas, y en algunos casos, confiando ciegamente en la frescura de su producto, lo venden al peso envuelto en láminas de papel de estraza o vegetal, respetando al máximo la textura y el sabor de este dulce singular.

Pues bien, como les iba diciendo, a la vuelta de la esquina de mi casa… en la Calle Gabriel Lobo esquina Felipe Campos, tiene su pequeña tienda mi amiga Elena.

Elena es representante de una familia que desde hace ni se saben los años elaboran en Jijona uno de estos turrones por los que yo pierdo el sentido: "MIRA I FILLS".

Decir Mira en Turrón es decir Navidad. La gran tienda Mira de la Carrera de San Jerónimo pertenece al imaginario colectivo de la infancia de todos nosotros. Las largas colas para comprar turrón en algún momento han podido llegar a superar las que se formaban en Doña Manolita para probar suerte en el "Sorteo Navideño".

Son muchas las familias Mira que se dedican a este noble arte repostero, pero yo les aseguro que la textura, el sabor, el paso de boca, la ligereza, la ausencia de empalago que tienen los turrones de mi amiga Elena a mí me tienen enganchado absolutamente.

Me gusta la Navidad por muchas cosas. Y una de ellas es el turrón. Y si el turrón es bueno qué mejor bebida para brindar que un estupendo aguardiente de orujo de Picos de Europa... de esa Cantabria infinita en su elegancia. Un aguardiente "Picos de Cabariezo". Una de esas bebidas que o es excelente o mejor no probarlo. Lo mismo que el turrón... por mucho que las grandes superficies se empeñen en convencernos de que por muy poco dinero la navidad está al alcance de nuestra mano.